En el sueño se me aparece Elías, mi amado hijo.
Me pregunto si yo me le aparezco en el sueño que duerme desde que nos dejo.
Vamos Elías y yo por el camino a la playa, se detiene y asume su elegante actitud de joven guapo: el cuerpo erguido, los ojos escudriñan el horizonte buscando... Su destino. La nariz buscando el olor a mar, los pies descalzos sobre la tibia arena, y oigo las risas y los juegos de los niños en la playa...
Me despiertan las risas y los juegos de los niños en la calle, y Elías ya no esta.
Pero llamo al recuerdo, y Elías esta otra vez.
En el recuerdo todo esta, porque el recuerdo es otra forma de la vida eterna.
Ojalá y tú hayas recordado, Elías, y sueñes el mismo sueño mío, pues si sueñas tendré en ti la vida eterna que tú tienes en mí.
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